Teatro Real
Cavalli LA CALISTO
Dominique Visse, Karina Gauvin, Monica Bacelli, Luca Tittoto, NicolayBorchev, Louise Alder, Tim Mead, Guy De Mey, Ed Lyon, Andrea Mastroni. Monteverdi Continuo Ensemble. Orquesta Barroca de Sevilla. Dirección: Ivor Bolton. Dirección de escena: David Allen. 17 de marzo de 2019.
 
Louise Alder fue uno de los protagonistas de la ópera de Cavalli en este montaje algo desajustado y delirante firmado por David Alden // Teatro Real / Javier DEL REAL  
 
Francesco Cavalli estrenó su Calisto en Venecia, en 1651. Eran años de gran popularidad para el género y junto a su libretista, Giovanni Faustini, inspirados en el nuevo teatro que había creado Lope de Vega, imaginaron una obra con tramas cruzadas y contrastes dramáticos: los amores de la ninfa Calisto con Júpiter y los correspondientes celos de Juno, la esposa de este; el casto y platónico idilio de Endimión con Diana, y otro más popular y de andar por casa entre dos personajes, Satirino y Linfea. Es una joya para el director de escena, que David Alden, como es costumbre, aprovechó solo en parte. No se esforzó por aclarar la identidad de los personajes, con lo que sembró una confusión innecesaria, ni profundizó en las sutilezas de la obra, como la naturaleza del amor,las diversas modalidades de eros o la defensa de las mujeres. También acentuó lo grotesco en detrimento de la delicada nostalgia del paganismo, e incluso resolvió algunas escenas muy hermosas, en particular la apoteosis de la protagonista, con un feísmo sorprendente.
En lo vocal, en cambio, la función fue una gran muestra de canto barroco y operístico.
LouiseAlder –Calisto– empezó con algún titubeo y una voz poco resuelta,aunque superó los problemas en la segunda parte. El Endimión del joven contratenor Tim Mead resultó espléndido en limpieza técnica, en emisión y sobre todo en lirismo, con algunas de las más hermosas páginas de toda la obra. Excelente la Diana de Monica Bacelli, con coloraturas endiabladas y con todo el picante, pero también la peculiar inmaterialidad que requiere el personaje. Karina Gauvin cantó e interpretó una fabulosa Juno, y se lució en la preciosa aria final, mientras que el bajo Luca Tittoto dio vida a un Júpiter mayestático y libertino, con una voz dúctil y rotunda, muy adecuado a un personaje más complicado de lo que resultó en la función. Excelente la Linfea de Guy De Mey, un personaje particularmente confuso, y muy zarzuelero el Satirino de Dominique Visse: la raigambre española del personaje saltaba a la vista.
Muy bien el Pan de Ed Lyon y el Mercurio de Nicolay Borchev, como el Silvano de Andrea Mastroni. Ivor Bolton, que conoce bien la partitura, dirigió la función con gran finura, sin perder nunca la tensión niolvidar las complejidades armónicas y melódicas de una obra extraordinariamente ambiciosa y que merece mejor suerte de la que ha tenido. El Monteverdi Continuo Ensemble y la Orquesta Barroca de Sevilla, con algún solista de la Orquesta Titular del Real, unieron sus fuerzas con gran brillantez y claridad.  * José María MARCO